Gerona, 2 nov (EFE).- El entrenador del Girona, Míchel Sánchez, afirmó después del triunfo de este sábado ante el Leganés (4-3) que su equipo no tiene “nada que celebrar” porque es “un partido que no se debería haber jugado” por las inundaciones que han provocado más de 200 muertos, la mayoría en la Comunidad Valenciana.
El técnico rojiblanco dijo que ante una situación tan “complicada” no se puede mirar hacia otro lado y añadió que sin tener a “nadie conocido” él también vive “una situación de drama” y está “en shock” por lo que ha pasado en Valencia como consecuencia de la dana.
Sobre el encuentro, Míchel señaló que el Girona consiguió “tres puntos muy, muy importantes” e hizo “un gran trabajo”, sobre todo en una primera parte, de un “nivel altísimo”, que fue “de las mejores” del equipo.
Según el técnico madrileño, el cuadro catalán dominó “completamente”, pero el duelo llegó empatado al descanso después de haber sido “muy superior” por “dos golazos” del Leganés.
La segunda mitad, con “muchos jugadores cansados y con molestias físicas”, se hizo “larga” y Míchel, ante la plaga de bajas, no se atrevió a hacer más cambios y dar entrada a canteranos “para no meterles en un marrón”, pero aseguró que el equipo compitió “de una manera genial”.
Míchel explicó que Bojan Miovski, sustituido por lesión, sufrió una “torcedura” de tobillo, aunque señaló que no cree que sea mucho y reivindicó que Miguel Gutiérrez y Arnau Martínez, de nuevo protagonistas con un gol cada uno, son “dos anclajes muy fuertes” para el Girona y están “sosteniendo” su manera de jugar en una situación marcada por tantas bajas por lesión.
También destacó que la “aparición” del joven centrocampista Selvi Clua, titular por tercer partido seguido, es “una bocanada de aire fresco” y que se trata de un futbolista “top a nivel posicional y de inteligencia” que “equilibra muy bien al equipo”, aunque puntualizó que debe dar un paso adelante a nivel físico porque se le hacen “largos” los partidos.
