La amenaza del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, de imponer un arancel del 25% a las importaciones de México y Canadá ha generado una gran preocupación en ambos países, con reacciones de líderes políticos y economistas advirtiendo sobre las graves consecuencias económicas.
En Canadá, el primer ministro Justin Trudeau convocó una reunión de emergencia con los líderes provinciales para discutir cómo responder a esta medida. Ontario, la provincia más industrializada y centro del sector automotriz canadiense, es especialmente crítica, con algunos proponiendo desmantelar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (T-MEC) en favor de un acuerdo bilateral entre Washington y Ottawa.
El motivo de esta amenaza de aranceles está relacionado con la postura de Trump sobre la inmigración ilegal y el flujo de drogas, en especial el fentanilo, hacia los EE.UU., que él atribuye a México y Canadá. Los analistas económicos advierten que incluso un arancel del 10% podría costar a Canadá alrededor del 1% de su Producto Interno Bruto (PIB), unos 30.000 millones de dólares. Un arancel del 25% podría sumergir a Canadá en una grave recesión.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha respondido enviando una carta a Trump y planea enviar otra al primer ministro canadiense, Justin Trudeau, abogando por la cooperación económica mutua, pero advirtiendo que México podría imponer aranceles en represalia.
En EE.UU., los economistas coinciden en que los aranceles también afectarán negativamente a los consumidores y empresas estadounidenses, especialmente la industria automotriz, al aumentar los precios y provocar la pérdida de empleos. Patrick Dine, CEO de PSD Global, señala que aunque la amenaza de Trump podría ser una táctica negociadora, existe una alta probabilidad de que cumpla con su propuesta.
Este conflicto comercial podría desmantelar décadas de cooperación entre EE.UU., Canadá y México, creando tensiones que afectarían gravemente al T-MEC, que debería mantenerse vigente al menos hasta 2026.