Fotografía: Trump White House Archived, Flickr
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, tiene la intención de deportar a 11 millones de inmigrantes indocumentados, lo que equivale a la población de Chicago multiplicada por cuatro.
Sin embargo, las dificultades logísticas y políticas para llevar a cabo este ambicioso plan de deportaciones masivas son considerables.
Trump planea usar el ejército y la policía para arrestar a los inmigrantes indocumentados, quienes serían detenidos en centros de detención mientras se procesa cada caso. Posteriormente, se les enviaría a sus países de origen o a otros lugares dispuestos a recibirlos. Sin embargo, varias preguntas aún están sin respuesta sobre cómo se ejecutará este plan:
- ¿Quiénes serán los objetivos? El gobierno de Trump ha declarado que se priorizará la deportación de inmigrantes con antecedentes penales y órdenes de deportación previas. Pero Trump también planea deportar a aquellos sin antecedentes criminales, incluidos los beneficiarios del 0Estatus de Protección Temporal (TPS), lo que podría resultar más difícil debido a la resistencia de los llamados “santuarios” que se niegan a cooperar con las autoridades federales.
- ¿Aprobarán los tribunales las deportaciones? Los inmigrantes tienen derechos al debido proceso, lo que significa que sus casos deben pasar por los tribunales, los cuales enfrentan grandes atrasos. Trump planea usar leyes como la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798 para eludir estos procedimientos judiciales, aunque esto podría generar demandas legales.
- ¿Dónde se mantendrán a los migrantes? Los centros de detención actuales no están preparados para albergar a decenas de miles de personas más, lo que obligará al gobierno a construir, comprar o alquilar nuevos centros.
- ¿Colaborarán otros países? Algunos países, como Venezuela, se han negado a recibir vuelos de deportación desde Estados Unidos, y otros podrían resistirse a recibir inmigrantes con antecedentes criminales. La diplomacia será clave para persuadir a los gobiernos a aceptar a los deportados.
- ¿Aprobará el Congreso el financiamiento? La implementación del plan de deportaciones costaría alrededor de 88 mil millones de dólares anuales, una cifra que superaría el presupuesto de agencias como la NASA. Es probable que el Congreso deba aprobar más fondos para que el plan se lleve a cabo, y esto podría requerir apoyo bipartidista.
- ¿Se auto-deportarán los inmigrantes? Trump espera que la simple amenaza de deportaciones masivas genere un clima de miedo que lleve a algunos inmigrantes a abandonar voluntariamente el país. Aunque esto podría ocurrir, es incierto cuántos lo harían.
Las consecuencias
Trump y sus aliados aseguran que este plan fortalecerá la economía al ofrecer mejores salarios y beneficios a los trabajadores estadounidenses, mientras que los críticos temen que cause caos en las comunidades latinas y una escasez de mano de obra en industrias clave como la agricultura y la construcción. Además, algunos cuestionan si los costos de las deportaciones valen la pena, dado que por el mismo dinero se podrían construir casi tres millones de viviendas en Estados Unidos.