Imagen web Gobierno de México
Los nacimientos navideños son una de las expresiones más representativas de las celebraciones decembrinas en México. Originados hace casi 800 años por San Francisco de Asís en Italia, comenzaron como representaciones de tamaño natural con personas y animales reales.
Esta tradición llegó a México durante la época de la conquista como parte de las estrategias de evangelización de los pueblos indígenas, y desde entonces, ha evolucionado para convertirse en una muestra multifacética de arte, fe y cultura.
Fusión de cultura y cosmovisiones
En cada rincón de México, los nacimientos reflejan las influencias culturales y geográficas de las regiones. Desde barro natural hasta materiales locales como hojas de palma, madera o textiles, cada pesebre artesanal cuenta una historia única, ligada al entorno y creatividad de sus creadores. Más allá de su significado religioso, los nacimientos son una expresión de la identidad mexicana, donde la tradición y la técnica se mezclan con el simbolismo y la estética.
El Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) resalta cómo las comunidades indígenas han integrado sus propias cosmovisiones y recursos en la creación de nacimientos, haciendo de esta práctica un verdadero testimonio de diversidad cultural. En regiones como el Estado de México, por ejemplo, se producen nacimientos en barro natural con detalles que reflejan las tradiciones locales.
Esta tradición sigue viva gracias al empeño de familias, artesanos y comunidades enteras, quienes año con año montan estas obras de arte que nos invitan a reflexionar sobre nuestras raíces y la riqueza cultural de México.