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En el universo de los dulces típicos mexicanos, la pepitoria destaca como una explosión de colores y sabor que evoca la esencia de las tradiciones mexicanas. Desde puestos en los mercados hasta marchantes en las ferias, este dulce no puede faltar en las canastas de golosinas.
Un arcoíris en cada mordida
La versión clásica de la pepitoria, común en el centro del país, se prepara con una oblea de harina de trigo o arroz, rellena de piloncillo derretido y decorada con pepitas de calabaza adheridas con caramelo. Su distintivo más llamativo son los colores: las obleas se tiñen con pigmentos vegetales, ofreciendo tonalidades que abarcan todos los colores del arcoíris.

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Innovaciones y variaciones
Con el tiempo, han surgido versiones más saludables y gourmet. Actualmente, hay pepitorias hechas con semillas como amaranto, chía o piñón, sustituyendo el piloncillo por miel de abeja o agave, e incluso con obleas de harinas sin gluten. Para los amantes del chocolate, las obleas también se elaboran con este ingrediente, logrando un sabor irresistible.
La pepitoria en toda la República
En distintas regiones de México, este dulce tiene adaptaciones únicas. En Veracruz, se asemeja más a una palanqueta, preparada con piloncillo y ajonjolí tostado, y vertida en hojas de maíz; en Hidalgo, la receta incluye pepitas de calabaza tostadas mezcladas con miel caramelizada.

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