Imagen vía EFE
En San Juan Chamula, Chiapas, los indígenas tzotziles celebraron la Navidad de una manera única, fusionando elementos prehispánicos con el cristianismo. Esta festividad, que se ha mantenido viva durante siglos, rinde homenaje a la naturaleza, los ciclos agrícolas y al nacimiento de Jesucristo.

Los pobladores, vestidos con sus trajes tradicionales, llevan a cabo rituales, danzas y ceremonias ancestrales para dar la bienvenida a un nuevo ciclo solar y al nacimiento del niño Jesús, una figura venerada por la comunidad como Yajvalel Vinajel (El Dueño del Cielo). Este acto espiritual marca el final de un ciclo agrícola, esencial para las costumbres locales.

Fernando Torres García, antropólogo e investigador de la cultura tzotzil, destacó que la Navidad en San Juan Chamula simboliza mucho más que una celebración religiosa, pues implica un profundo respeto hacia la naturaleza y los elementos que forman parte del cosmos de los habitantes de la región.
“La Navidad es muy importante porque es el final del año, es el nacimiento de un personaje muy importante para la costumbre local, que es Yajvalel Vinajel, en español significa el Dueño del Cielo, representado por Jesús, San Mateo, y el señor de Esquipulas”, comentó el antropólogo.
Durante los nueve días previos al 24 de diciembre, mujeres danzan y rezan a la Virgen del Rosario, mientras la comunidad se prepara con cánticos, danzas y ofrendas. Los altares, adornados con flores y el tejocote, un fruto endémico, reflejan la conexión entre lo divino y lo terrenal.
La celebración culmina con una procesión nocturna que recorre el pueblo, anunciando la llegada del niño Jesús con silbatos y campanas. La fiesta continúa con un brindis, celebrando la continuidad de las tradiciones ancestrales y deseando un futuro sin violencia.
EFE