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El pueblo purépecha de Michoacán celebra su año nuevo con la ceremonia del Fuego Nuevo, un ritual ancestral guiado por su calendario lunar. Este ciclo de 18 meses deja un día “sin fuego”, marcado por duelo y renovación. Durante esta jornada, el fuego se apaga simbólicamente y no se enciende nuevamente hasta la medianoche, cuando una nueva llama surge para guiar el próximo año.


Imagen vía web Secretaría de Cultura Michoacán
La tradición incluye el traslado físico del fuego en un brasero llamado urgí, llevado entre montañas hasta la comunidad designada para custodiarlo. Este ritual, además de su profunda carga espiritual, es un acto de resistencia cultural frente a los desafíos que enfrentan las comunidades purépechas, como la migración, la minería ilegal y el crimen organizado.
El guardián del fuego describe la experiencia como un balance entre tristeza y felicidad. Estas ceremonias refuerzan el vínculo comunitario y mantienen vivas las raíces de un pueblo cuya identidad está profundamente conectada con el fuego y la naturaleza.