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Blake Lively ha llevado a los tribunales a Justin Baldoni, su compañero de reparto y director de It Ends With Us, acusándolo de acoso sexual y comentarios inapropiados durante el rodaje. Su demanda de 80 páginas no solo describe los incidentes de acoso, sino que también revela una intrincada campaña para destruir su imagen pública.
Según los documentos filtrados por The New York Times, la estrategia contra Lively se diseñó con la ayuda de un experimentado equipo legal que ha representado a otros famosos como Johnny Depp, Drake y Travis Scott. Esta maquinaria de crisis buscaba, supuestamente, crear una narrativa que desacreditara a Lively tras sus denuncias de acoso. Un intercambio de mensajes entre un publicista de Baldoni y la experta en gestión de crisis, Melissa Nathan, muestra la intención de “enterrar” a la actriz. “Sabes que podemos enterrar a cualquiera”, se afirma en estos mensajes, en lo que parece ser una táctica para voltear la opinión pública contra Lively.
La campaña comenzó a fraguarse durante la promoción de la película, cuando surgieron rumores sobre las tensiones entre los actores. La falta de interacciones públicas entre ellos y sus entrevistas por separado alimentaron la especulación. Mientras Baldoni se presentaba como un defensor del feminismo, Lively fue criticada injustamente por no abordar adecuadamente el tema de la violencia machista, central en la película.
A pesar de la presión mediática, Lively recibió apoyo público de sus compañeros, como Brandon Sklenar, quien interpreta a Atlas en la película. Además, figuras como Amber Heard, que sufrió una situación similar, han respaldado su lucha, subrayando el poder destructivo de las redes sociales para propagar mentiras antes de que la verdad pueda salir a la luz. Este caso sigue desvelando las difíciles dinámicas de poder y control dentro de la industria cinematográfica.