Madrid, 9 ene (EFE).-
Los vientos de Santa Ana, conocidos por su intensidad, han sido clave en la expansión de los incendios devastadores en Los Ángeles. Estas corrientes de aire, que pueden superar los 150 kilómetros por hora, soplan desde el interior de California hacia la costa, elevando las temperaturas y reduciendo drásticamente la humedad.
Samuel Biener, experto del portal Meteored, explicó que estos vientos, aunque comunes en esta época, han coincidido con una sequía extrema y una alta densidad de población en áreas boscosas, creando condiciones ideales para que los incendios se propaguen rápidamente.
Un fenómeno no exclusivo de California
Según Biener, este fenómeno es similar al que ocurre en el Cantábrico con los vientos del sur o en el Mediterráneo con los ponientes. Ambos son ejemplos de vientos catabáticos, que descienden de montañas, se recalientan y pierden humedad, facilitando la propagación de incendios.

En España, estos vientos han sido responsables de grandes incendios, como los ocurridos en la sierra de Espadán en la Comunidad Valenciana. Sin embargo, el experto señaló que la magnitud de los incendios en Norteamérica es significativamente mayor debido a factores como la extensión del terreno afectado y la mayor densidad poblacional en zonas forestales.
Un desastre sin precedentes
La combinación de sequía, vientos extremos y una interfaz urbana-forestal compleja ha hecho que los incendios en Los Ángeles sean especialmente difíciles de controlar. Los bomberos enfrentan un desafío monumental en una región donde los desastres naturales son cada vez más frecuentes e intensos debido al cambio climático.