Imagen vía Facebook Guadalajara Antigua
Guadalajara tuvo cuatro fundaciones, tres en las que tuvo que moverse debido a los contextos sociales e históricos por los que atravesaba México durante la colonia y uno definitivo que marco el nuevo inicio de la capital de Jalisco.
Después de su paso por el municipio de Tlacotán en Ixtlahuacan del Río, Guadalajara se vio obligada a moverse de zona, pues las constantes batallas con los caxcanes dirigidos por Tenamaxtli y la búsqueda de mejores condiciones de vida fueron suficientes motivos para moverse al Valle de Atemajac en 1542.
Algunos historiadores señalan que Cristóbal de Oñate, gobernador de Nueva Galicia, convocó una sesión de cabildo para migrar la ciudad al sur de la barranca, en la que no se llegaba a ningún acuerdo debido a la crencia de que a Nuño de Guzmán no le gustaría cambiar de nuevo la ciudad.
Estas discusiones llegaron a su fin cuando doña Beatriz Hernández dijo “… ¿Qué nos ha de hacer Guzmán pues él ha sido la causa de los trances en que ha andado esta villa?” Por lo que finalmente la ciudad se movió al Valle de Atemajac con 63 peninsulares jefes de familia que fundaron la cuarta y definitiva Guadalajara cerca del río San Juan de Dios, que después funcionaría como una división clasista para la ciudad.
Lo que empezó como una ciudad pequeña que fungía como lugar de paso, se convirtió en una perla de gran importancia para México.