Foto: Sitio web Turismo Campeche
En las entrañas de la selva campechana, Chunhuhub resguarda la maestría arquitectónica de los antiguos mayas. Su nombre, que significa “tronco del árbol Pinus caribaea”, hace eco de la naturaleza que lo rodea, mientras que sus edificaciones, talladas con precisión, reflejan la grandeza del estilo Puuc.
Esta ciudad floreció entre los años 600 y 1000 de nuestra era, alcanzando su esplendor constructivo en el Clásico Terminal. Desde entonces, sus edificios han desafiado el tiempo, conservando la elegancia de una civilización que hizo del arte en piedra una declaración de poder y espiritualidad.
El Palacio: Residencia de la élites y mensajeros de los Dioses
Entre los tesoros de Chunhuhub destaca El Palacio o Estructura I, una construcción de élite con aposentos de gran amplitud y una fachada ornamentada. Su friso, antaño cubierto con esculturas de Kinich Ahau, el dios solar, y murciélagos, habla del simbolismo divino de este espacio. Aunque hoy vemos la “obra negra”, en su tiempo, el edificio estuvo cubierto con estuco blanco y pigmentos rojos, dando vida a un espectáculo visual imponente.
A su lado, la Estructura II conserva tres habitaciones con una decoración más sobria, donde cilindros y grecas evocan grandes mascarones zoomorfos. Ambas construcciones están unidas por una escalinata parcialmente restaurada.
Un arte precioso en piedra
El estilo Puuc de Chunhuhub, particularmente de las fases Junquillo y Mosaico (800-950), se distingue por el uso de columnillas atadas, grecas y sillares finamente labrados. La delicadeza con la que fueron esculpidos los muros de sus edificios hace que la ciudad parezca un relicario, donde la piedra es tan meticulosa como la filigrana de un joyero.


Fotos: Sitio web Lugares INAH
Un pasado que aún respira
El abastecimiento de agua en Chunhuhub dependía de chultunes, cisternas subterráneas diseñadas para captar la lluvia, reflejando la sofisticación de su ingeniería hidráulica. Hoy, las esculturas que una vez decoraron sus templos se exhiben en museos de Campeche, mientras que en la zona arqueológica se resguardan elementos traídos de Xcochkax, un sitio cercano no abierto al público.
Desde que fue reportada en 1841 por John L. Stephens y Frederick Catherwood, Chunhuhub ha fascinado a exploradores y arqueólogos, como Teobert Maler, Harry Pollock y Dominique Michelet, quienes han documentado su legado. A lo largo del tiempo, diversas restauraciones han devuelto el esplendor a sus edificaciones, permitiéndonos contemplar hoy el arte y la historia de una de las joyas más refinadas del mundo maya.

Fotos: Sitio web Lugares INAH
Información recuperada de pagina web Lugares INAH