Imagen vía web Pueblos Mágicos
Puebla es un estado rico en tradiciones y gastronomía que reside en sus municipios, como en Pahuatlán del Valle, ubicado en la Sierra Norte de Puebla, que es como abrir un libro antiguo y perfumado de café. Este Pueblo Mágico, rodeado de barrancas, cafetales y bosques, guarda celosamente tradiciones que han sobrevivido el paso de los siglos.
Pahuatlán despierta con el aroma del pan recién hecho y el café tostado en hornos de piedra, una costumbre que todavía se honra antes del amanecer. Aquí, entre pahuas y aguacatales, la vida se siente más lenta, más viva y profundamente conectada con sus raíces náhuatl y otomíes.
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Su nombre derivado de Pahuatl (fruta o aguacate) y tlan (lugar), lo dice todo: es tierra fértil, donde florecen en la que el aguacate y el café; pero también las danzas, oficios y leyendas. En este rincón del Totonacapan, aún se escuchan los tambores y flautas de la milenaria Danza de los Voladores, y hay quienes acuden con respeto a los brujos tradicionales, guardianes de la salud del cuerpo y del espíritu.
Uno de sus secretos mejor guardados es el Río Acalpa, donde la Cascada Velo de Novia invita a refrescar el alma de quien la visite y para los más aventureros, el Cerro del Cirio ofrece senderismo, rapel y montañismo entre neblinas y paisajes de postal.
Además, se puede encontrar el ancestral papel amate en San Pablito, dónde se continúa fabricando con técnicas prehispánicas. Entre las artesanías que se pueden encontrar en los tianguis y mercados hay bordados, alfarería, talabartería y cestería que hablan del alma de su gente.
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Su gastronomía local es una fiesta de sabores únicos: tamales de cacahuate, tacos de cecina ahumada, salsa de chicales, y dulces de piloncillo. Todo sabe mejor con una taza de café de altura o un trago de vino de frutas.
Cada rincón de Pahuatlán es un reencuentro con lo auténtico. Un viaje no solo al corazón de Puebla, sino al corazón de México.