La energía, moneda de cambio en las negociaciones comerciales de Asia con Estados Unidos

María Carcaboso Abrié

Redacción Asia, 6 may (EFE).- La energía se ha convertido en moneda de cambio en las negociaciones entre Asia y Estados Unidos en la guerra comercial, con países como Japón, Indonesia o Pakistán comprometiéndose a comprar o invertir en gas y petróleo de EE.UU., mientras China se ha plantado paralizando importaciones.

De una forma u otra, la energía está sobre la mesa en las negociaciones entre EE.UU. y países asiáticos. Aquellos que buscan corregir su superávit con la potencia ofrecen compras e inversiones en busca de reducciones de los llamados aranceles “recíprocos” de Washington, suspendidos hasta julio salvo para Pekín.

En su caso, China, que recibió aranceles del 145 % a sus productos de parte del Gobierno de Donald Trump y respondió con gravámenes de hasta el 125 % a las importaciones estadounidenses, ha utilizado la energía para apretar las tuercas a EE.UU. en pleno tira y afloja, sin negociaciones oficiales claras.

Sudeste Asiático



Indonesia, la mayor economía del Sudeste Asiático, planteó aumentar la compra de gas licuado del petróleo (GLP), crudo y gasolina en sus negociaciones con EE.UU., que arrancaron este mes e incluyeron reuniones con el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, y el representante comercial, Jamieson Greer.

Este país ofreció además a Washington colaborar en materia de minerales críticos -cuenta con la mayor reserva del mundo de níquel-, esenciales en el desarrollo de sectores estratégicos como las renovables.

Tailandia, por su parte, propuso ampliar en los próximos cinco años las importaciones de gas natural licuado (GNL) procedente de Estados Unidos en un millón de toneladas, por valor de 500 millones de dólares.

Sur de Asia



El petróleo y el gas se pusieron sobre el tablero en las negociaciones con India en febrero, en una reunión de su primer ministro, Narendra Modi, con Trump, en la que el mandatario indio accedió a incrementar las compras de ambos a Washington.

El vicepresidente de EE.UU., J. D. Vance, dijo en una visita oficial a Nueva Delhi en abril que la India “tiene mucho que ganar” si refuerza sus “vínculos energéticos” con Washington.

Vance recordó además que Estados Unidos “ha empezado de nuevo a ‘perforar, cariño, perforar’ -eslogan acuñado por Trump en referencia a que Washington ha retomado la fracturación hidráulica o ‘fracking’-” y quiere vender energía a “amigos como India”.

Pakistán estaría también dispuesto a importar crudo estadounidense, aseguran medios.

GNL de Alaska



Trump declaró al iniciar su segundo mandato la emergencia energética en EE.UU., con vistas a potenciar la producción de petróleo y gas, contemplando nuevas perforaciones en el estado de Alaska, donde Washington planea desde hace décadas construir un gasoducto de 800 millas (cerca de 1.290 kilómetros).

Para Japón, Corea del Sur o Taiwán, que ya manifestaron su interés en el gasoducto de Alaska antes de que estallara la guerra arancelaria, la enorme tubería supondría un método más económico y rápido para recibir GNL estadounidense.

Hasta la fecha, el GNL estadounidense llega a Asia desde el Golfo de México, atravesando el congestionado Canal de Panamá o rodeando África.

El gasoducto de Alaska ha vuelto a escena en las negociaciones arancelarias. El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, dijo que “los japoneses, y quizás los coreanos, quizás los taiwaneses”, podrían financiar el proyecto, tras comentarios de Trump sobre posibles aportaciones multimillonarias al gasoducto para equilibrar balanzas comerciales.

El presidente interino surcoreano, Han Duck-soo, confirmó su interés en el plan, valorado en 44.000 millones de dólares, tras una reunión con Trump a principios de abril.

Japón tampoco descarta recurrir a la energía para reducir su superávit con Washington: “Es posible que se dé este aumento -en las importaciones de GNL estadounidense-“, dijo el primer ministro nipón, Shigeru Ishiba, a la cadena NHK a finales del mismo mes.

Taipéi compra, Pekín cancela



En marzo, Taipéi se comprometió a participar en el proyecto de Alaska, y la empresa estatal de energía CPC Corporation firmó una carta de intención para invertir en el gasoducto. En abril, el Ejecutivo taiwanés aseguró que buscaría reducir el desequilibrio comercial con EE.UU. adquiriendo energía y otros bienes.

Mientras varios países de Asia usan la energía como moneda de cambio para reducir los aranceles, China juega del lado opuesto y ha detenido sus compras de GNL estadounidense.

La última adquisición de Pekín data del 6 de febrero, según datos de Kpler, el periodo más largo en el último lustro. Al inicio del primer mandato de Trump (2017-2021), China también pausó las transacciones de GNL estadounidense más de un año.

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