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Jalisco cuenta con el lago más grande de México y alrededor de este cuerpo de agua se encuentran pintorescos pueblos que rodean el majestuoso Lago de Chapala: donde la naturaleza, la historia y la calidez jalisciense se unen para ofrecer experiencias inolvidables.
A toda esta extensión se le conoce como la Ribera de Chapala, que ofrece diversas actividades y destinos ideales para quienes busquen un escape de Guadalajara, encontrando el equilibrio perfecto para convivir con amigos o en familia.
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Desde paseos en lancha y aguas termales, hasta gastronomía típica, artesanías, arquitectura colonial y el mejor clima del país… la Ribera de Chapala es un tesoro turístico que no se puede ignorar.
Pueblos con encanto en la Ribera de Chapala
El recorrido de esta Ribera puede comenzar con su corazón que es Chapala, aunque realmente depende de la experiencia que se esté buscando vivir, así que cualquier pueblo es el ideal para disfrutar de los diferentes encantos que los pueblos del Lago de Chapala pueden ofrecer.
Chapala: el corazón del lago
Disfruta su famoso malecón con vista a la sierra, su clima ideal durante todo el año y el Mercado de Artesanías lleno de colores y tradición. No dejes de visitar la Parroquia de San Francisco de Asís (1548), el histórico Palacio Municipal (antiguo Hotel Nido de 1903) y navegar en lancha hacia la Isla de los Alacranes.

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San Juan Cosalá: el relax en aguas termales
Este apacible pueblo es conocido por sus balnearios de aguas termales y por Piedra Barrenda, su tradicional zona de restaurantes a la orilla del lago, donde el paisaje se saborea.

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Jocotepec: entre niebla, fe y comercio
En el extremo oeste del lago, este pueblo es hogar de comerciantes, agricultores y artistas extranjeros. Disfruta de su nuevo malecón, su plaza y la Parroquia del Señor del Monte, joya del siglo XVIII.

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Tuxcueca: mirador natural
Perfecto para desconectarse. Camina por su embarcadero y sube a la Capilla de la Virgen de Guadalupe para admirar una de las vistas más espectaculares del lago.

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Tizapán el Alto: herencia en piedra
Aquí la historia se cuenta a través de sus monumentos: la Parroquia de San Francisco de Asís (1836-1905) y las ruinas de la ex Hacienda de San Francisco, que datan de 1542.

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Poncitlán: energía y tradición
Admira el convento de San Pedro (1533) y la imagen de Nuestra Señora del Rosario, donada por Carlos V en 1548. No te pierdas la famosa fábrica de dulces y vive una experiencia única en el místico Foco Tonal, donde se dice que la energía se concentra de forma inexplicable. También puedes visitar la Isla Mezcala, antigua fortaleza de resistencia indígena entre 1812 y 1816.

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Ocotlán: arte, historia y muebles
Famoso por su producción de muebles, este municipio también resguarda el Museo Regional de Antropología e Historia, la Casa de la Cultura, la Parroquia y el Monumento al Señor de la Misericordia. En septiembre celebran sus fiestas tradicionales.

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Jamay: sabores del lago
El significado etimológico de su nombre Jamay, tiene lugar a diversas interpretaciones, aunque una de las más populares es “lugar donde se fabrican adobes”.
En la ribera noreste del lago, destaca el monumento al Papa Pío IX (33 m de altura) y una oferta gastronómica deliciosa: caldo michi, chorlitos dorados y otros platillos típicos a la orilla del agua.

Imagen vía web Gobierno de Jamay
La Barca: joya del Lerma
Antes de su fundación, la población de La Barca llevaba el nombre de Chie – Nahuatenco, Atengo que significa “a la orilla del agua” Chienahua o “Lugar situado a la orilla del río Chienahua” o Río Lerma, que era necesario cruzar como parte de la ruta Guadalajara – Ciudad de México y la provincia de Michoacán.
Fundada en 1553, su centro histórico resalta por sus portales y arquitectura elegante. Visita la Iglesia de Santa Mónica, el Museo La Moreña, y la zona arqueológica “Las Calles”.

Imagen vía Facebook Gobierno Municipal de La Barca
Ajijic: color, arte y comunidad
Situado en la costa norte del lago de Chapala, rodeado de montañas, este pueblo fue habitado por tribus indígenas hasta la llegada de los españoles y se ha convertido en el paraíso de estadounidenses retirados.
A solo 7 km de Chapala, este pueblo bohemio y lleno de color alberga galerías, cafés y vida cultural. En su plaza principal destacan la Parroquia de San Andrés (1901) y su hermoso kiosco. Durante el verano, la cascada El Tépalo cobra vida, ideal para una caminata entre la naturaleza.

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