Imagen vía Facebook Hotel Arana
Una de las actividades y espacios más importantes de la cotidianidad mexicana es el tianguis, una forma de comercio orgánica originaria de Mesoamérica que ha perdurado y evolucionado durante siglos.
Del náhuatl tianquiztli, que significa “mercado”, esta actividad es más que una simple forma de intercambio, los tianguis son un testimonio cultural que se mantiene vivo en ciudades y pueblos de México, combinando lo ancestral con lo contemporáneo.
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Los mercados al aire libre han sido desde la época de los mexicas, zapotecas, tonaltecas y tecuexes, espacios organizados periódicamente para el trueque e intercambio de productos. En Tenochtitlán, Texcoco o Tlaxcala, las plazas se llenaban de miles de personas que comerciaban con semillas de cacao o mediante trueque, bajo la supervisión de jueces que garantizaban transacciones justas, como narraron cronistas como Hernán Cortés o Bernal Díaz del Castillo.
Tonalá y su tianguis: una historia de casi 800 años
Uno de los tianguis más antiguos y emblemáticos es el Tianguis de Tonalá, en Jalisco, sus registros y cálculos basados en calendarios mesoamericanos estiman que su origen podría remontarse al año 1250, tomando como fecha simbólica de fundación el jueves 6 de enero de ese año.
Desde entonces, ha sido un punto de encuentro para comerciantes, artesanos y visitantes, donde la identidad cultural tonalteca se manifiesta en cada puesto.
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Tradición artesanal y vida cotidiana
Aunque hoy en día también se venden productos industriales o de importación, la artesanía mexicana sigue siendo la esencia del tianguis. Entre sus pasillos se encuentran piezas de cerámica, alfarería, vidrio soplado, papel maché, textiles, hierro forjado y muebles tallados, elaborados por manos locales con técnicas ancestrales.
Cada jueves y domingo, extendiéndose por las avenidas Tonaltecas y el Periférico, donde además de arte popular se disfruta de comida tradicional, música en vivo y el bullicio que le da vida a este emblema cultural es que se instala este emblemático espacio de comercio.
El tianguis no es sólo un espacio de compraventa: es un espejo del México profundo, ese que no se encuentra en centros comerciales, sino en las manos de sus creadores.