Imagen vía X The White House
El presidente Donald Trump anunció que su ofensiva federal contra el crimen podría extenderse a Nueva York y Chicago, mientras que en Washington D. C. el secretario de Defensa, Pete Hegseth, ordenó que las tropas de la Guardia Nacional desplegadas en las calles ahora estén armadas.
El mandatario declaró desde el Despacho Oval que “Chicago es un desastre” al justificar la expansión de su estrategia de control directo sobre ciudades de mayoría demócratas y alcaldes afroamericanos, pues también planea expandirse a Nueva York.
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La decisión de armar a las tropas marca una escalada inédita en la intervención federal en la capital, donde ya operan cerca de 2 mil elementos. Previamente, el Pentágono había informado que las tropas permanecerían desarmadas.
En paralelo, la fiscal federal Jeanine Pirro instruyó a los fiscales a presentar los cargos más graves posibles contra detenidos en Washington, en una política que busca endurecer condenas, aunque flexibilizó la aplicación de la prohibición local de rifles y escopetas.
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La Casa Blanca afirma que la ofensiva ha producido más de 630 arrestos, aunque el Departamento de Justicia no ha detallado cómo se compara esa cifra con los niveles habituales de la policía local.
Funcionarios y alcaldes demócratas han criticado la medida, acusando a Trump de “señalar ciudades negras” con fines políticos. El gobernador de Maryland, Wes Moore, advirtió que nunca desplegaría tropas “por teatralidad”, mientras que el alcalde de Baltimore, Brandon Scott, acusó al presidente de ignorar los esfuerzos comunitarios reales contra la violencia.