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Tras más de 40 años al frente del narcotráfico internacional, Ismael “El Mayo” Zambada se declaró culpable de dos cargos en un tribunal federal de Nueva York, marcando un hito en la historia criminal de México. Nacido en El Álamo, Sinaloa, en 1948, Zambada se crió en el Triángulo Dorado, epicentro de la producción de amapola y marihuana. Desde joven trabajó en el campo antes de dar el salto al narcotráfico en 1969, consolidándose como uno de los líderes más longevos del crimen organizado.
El impulso de la DEA y las cirugías plásticas
La DEA impulsó su ascenso tras debilitar al Cartel de Guadalajara en los años ochenta. Aliado con “El Chapo” Guzmán, Héctor “El Güero” Palma y los Beltrán Leyva, Zambada cofundó el Cartel de Sinaloa. Para mantener su anonimato, recurrió a cirugías plásticas y a una vida recluida en la sierra, a diferencia de otros capos que exhibían lujos. En 2021, EE.UU. ofreció 15 millones de dólares por información que condujera a su captura.
“Pánico” a las cárceles de EE.UU.
En entrevistas previas, “El Mayo” confesó su miedo a las prisiones estadounidenses e incluso la posibilidad de suicidarse antes de ser encarcelado. El arresto de su hijo Vicente, “El Vicentillo”, en 2009 lo marcó profundamente. Finalmente, tras su entrega a autoridades estadounidenses en un operativo con engaños, el capo decidió aceptar su culpabilidad.
Con 75 años, Zambada representa el fin de una era. Sin embargo, como él mismo advirtió en 2010: “Si me atrapan o me matan, nada cambia. El narco está en la sociedad, arraigado como la corrupción”.
EFE