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El Día del Trabajo llega marcado por la incertidumbre para miles de inmigrantes indocumentados en Estados Unidos. Redadas y deportaciones masivas han dejado a negocios grandes y pequeños sin empleados. Un jardinero de Los Ángeles relató que perdió a nueve trabajadores tras ser arrestados, lo que lo obligó a incumplir contratos y reducir drásticamente sus ingresos. Casos similares se repiten en todo el país: una empacadora de carne en Nebraska redujo su producción, una granja lechera en Nuevo México cerró temporalmente y un supermercado latino en Florida reportó una caída del 20 % en ventas.
Un golpe a la economía
El impacto se siente también en sectores clave como la agricultura y la construcción. Entre marzo y julio de 2025, se perdieron 155.000 empleos agrícolas, según Economic Insights. Jim Tobin, de la Asociación Nacional de Constructores de Viviendas, advirtió que las redadas son una amenaza para la industria. El profesor Raúl Hinojosa, de UCLA, calcula que de mantenerse las deportaciones masivas, la economía estadounidense podría sufrir una reducción de más del 4 % del PIB.
La fuerza trabajadora de los indocumentados
Angélica Salas, directora de CHIRLA, recordó que el trabajador inmigrante es el “motor de la economía estadounidense”, pues sostiene industrias enteras con su esfuerzo. La activista llamó a reconocer su dignidad y a impulsar una vía hacia la ciudadanía.
En lugar de celebrar este Día del Trabajo, muchos viven con miedo. Necesitamos cambiar las actitudes y las leyes”, subrayó.
EFE