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Uno de los artes más emblemáticos que tiene México para expresar sus tradiciones y misticismo, es la música que le da vida y voz al tradicional Día de Muertos. Siendo el son “La Bruja” una pieza que recoge leyendas y memorias.
El son jarocho es conocido por ser un género con fuerte carácter oral y permite múltiples versiones gracias a la improvisación de los músicos, siendo “La bruja” una de las más interpretadas por diferentes cantantes como Eugenia León, Lila Downs, Son de Madera, Los Utrera, Tlen Huicani, Chavela Vargas y Los Vega. Pero la canción alcanzó la fama internacional al formar parte del soundtrack de la película Frida (2002), protagonizada por Salma Hayek.
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Esta canción va acompañada de un baile que es igual de icónico y simbólico: las mujeres usan un blanco veracruzano, zapatean con una vela encendida en la cabeza, mientras el arpa, el requinto y la jarana marcan el paso. Esta combinación forma parte del fandango, fiesta popular en la que la música y el zapateado se entrelazan con la convivencia comunitaria.
La letra de “La bruja” mezcla misterio, leyenda y guiños eróticos. Habla de una mujer que chupa sangre para vivir, advertencia de peligros nocturnos, y ha sido interpretada también como metáfora de mujeres que buscan satisfacer deseos ocultos. Cada versión aporta matices distintos: la de Daniel Zanes, incluida en Frida, enfatiza la seducción sexual, mientras que la de Eugenia León resalta el carácter místico del personaje.
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Más que una canción para bailar, “La bruja” se ha convertido en una leyenda que transmite conocimiento oral, identidad y tradiciones culturales. Historias, mitos, magia y ritmo que nos recuerdan la riqueza del imaginario colectivo mexicano y la importancia de la música como memoria cultural.