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La escasa representación que Estados Unidos enviará a la Cumbre del Clima (COP30), que se celebrará del 10 al 21 de noviembre en Belém, Brasil, marca un nuevo distanciamiento del presidente Donald Trump respecto a la lucha global contra el cambio climático. El mandatario ha calificado recientemente las políticas ambientales como una “farsa” y una “estafa”.
Se trata de la primera cumbre desde su regreso a la Casa Blanca, y su postura sigue la línea de su primer mandato (2017–2021), cuando redujo la participación estadounidense en estos foros y apostó por los combustibles fósiles. Desde enero, ha eliminado la oficina del clima, se ha retirado nuevamente del Acuerdo de París y ha bloqueado medidas internacionales como el impuesto global a las emisiones del transporte marítimo.
Expertos advierten que esta posición podría debilitar el éxito de la COP30, donde se discutirán temas clave como la financiación climática y la transición energética.
Mientras Estados Unidos se aparta, China y la Unión Europea buscan consolidar su liderazgo climático. La investigadora Alice C. Hill señaló que la falta de compromiso estadounidense deja un vacío que otras potencias podrían aprovechar para influir en la agenda ambiental mundial.
EFE