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Trinidad y Tobago autorizó a Estados Unidos a utilizar sus aeropuertos “en las próximas semanas” para movimientos de carácter logístico, en un contexto de creciente tensión entre Washington y Caracas, informó este lunes el Ministerio de Asuntos Exteriores del archipiélago.
De acuerdo con el comunicado oficial, la autorización permitirá el tránsito de aeronaves militares estadounidenses como parte de la cooperación bilateral existente entre ambos países.
“Estados Unidos ha señalado que estos movimientos son de naturaleza logística, facilitando el reabastecimiento y las rotaciones rutinarias de personal”, precisó la cancillería.
Desde agosto, Washington ha reforzado su presencia militar en el Caribe, oficialmente para combatir el tráfico de drogas con destino a Estados Unidos. Sin embargo, el gobierno venezolano sostiene que se trata de una operación encubierta para derrocar al presidente Nicolás Maduro y controlar las reservas petroleras del país sudamericano.
La tensión aumentó la semana pasada, cuando Estados Unidos incautó un petrolero con crudo venezolano, una medida inédita dentro de la crisis bilateral.
La primera ministra de Trinidad y Tobago, Kamla Persad-Bissessar, aliada política del presidente Donald Trump y en el poder desde mayo, ha endurecido su discurso contra el gobierno venezolano. No obstante, subrayó que Estados Unidos no ha solicitado utilizar el territorio trinitense para lanzar ataques contra Venezuela.
A finales de octubre, el archipiélago recibió al buque de guerra estadounidense USS Gravely, mientras que entre el 16 y el 21 de noviembre un contingente de marines estadounidenses realizó ejercicios militares en el país, con parte del personal aún presente.
Además, a finales de noviembre, Washington instaló un radar en el nuevo aeropuerto de Tobago, infraestructura que aún no ha sido inaugurada.
La cooperación militar entre Trinidad y Tobago y Estados Unidos ha provocado la ira del gobierno venezolano, que decidió anular los acuerdos gasíferos bilaterales.
Desde septiembre, Estados Unidos ha llevado a cabo una veintena de ataques contra embarcaciones de presuntos narcotraficantes en el Caribe y el Pacífico, con un saldo de 87 muertos, según cifras oficiales.
