La COP29 entra en su semana decisiva con el inicio de las negociaciones entre los países presentes, después de intensas jornadas técnicas en las que se discutieron propuestas para mejorar la financiación de los países más desfavorecidos, aquellos más vulnerables al calentamiento global y sus devastadoras consecuencias.
En esta cumbre celebrada en Bakú, los ministros de medio ambiente y representantes gubernamentales buscan establecer acuerdos clave para afrontar la crisis climática global.
Ausencias y escepticismo marcan la cumbre
En una cumbre marcada por la ausencia de figuras clave como los presidentes de EE.UU. Joe Biden, Rusia, China, Brasil o Francia, la COP29 enfrenta grandes retos para lograr compromisos firmes.
La principal meta es acordar una financiación adecuada para los países en desarrollo, con un enfoque en superar los 100.000 millones de dólares anuales comprometidos hasta ahora. Sin embargo, el escepticismo es palpable, ya que se teme que las promesas de financiación no sean suficientes para enfrentar los efectos del cambio climático.
El desafío financiero: ¿se alcanzarán los 2,4 billones necesarios?
Uno de los informes clave presentado esta semana fue el del Grupo de Alto Nivel sobre Finanzas Climáticas, que estima que los países en desarrollo necesitarán 2,4 billones de dólares anuales para 2030 (sin contar a China) para enfrentar los costos del cambio climático.
De esta cifra, un billón de dólares tendría que provenir de financiación externa, mientras que el resto debería ser aportado por los propios países afectados. Para 2035, esta cifra debería incrementarse aún más, dado que el retraso en las inversiones solo aumentaría los costos futuros.
El compromiso de los países y el futuro del planeta
A pesar de que el mundo ya ha experimentado un calentamiento de 1,3 ºC respecto a los niveles preindustriales y 2024 está en camino de ser el año más cálido registrado, pocos países han mostrado un compromiso claro con el objetivo del Acuerdo de París de no superar los 1,5 ºC de calentamiento. Solo Brasil, Emiratos Árabes Unidos y el Reino Unido han mostrado un plan de acción concreto hasta ahora.