Ballet folklórico de UDG. Imagen vía web Adriana González UDG
En México el baile es una expresión cultural y artística que enaltece diferentes ámbitos y tradiciones del país convirtiéndose en un referente internacional.
Cuando se habla de México, se viene a la cabeza elementos populares de la cultura mexicana como el tequila, fiestas patrias, charros y baile. En México el baile tiene sus antecedentes en la época precolonial con los pueblos indígenas que aún habitan en la tierra azteca como parte de diversos ritos que se celebran.
Al paso de los años las danzas se fueron fusionando con elementos del ballet tradicional que dieron inicio al ballet folklórico, manifestación artística que refleja las creencias, costumbres, cultura y tradiciones de una región. Los bailes folklóricos suelen presentarse en fechas que son importantes para esa región o país del que proviene.
En la década de los 50, nació el ballet folclórico como hoy lo conocemos gracias al labor de la bailarina y fundadora del Ballet Folklórico de México, Amalia Hernández; inició su grupo de Ballet Moderno de México con ocho integrantes presentando cuadros dancísticos creados y coreografiados por ella.

Amalia Hernández. Imagen vía Facebook Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández
Las primeras presentaciones de este ballet fueron en la Sala Chopin, siendo “Sones antiguos de Michoacán” la coreografía más exitosa y fue el punto de partida para que Amalia Hernández experimentara con diversas regiones, estilos y su creatividad para crear coreografías folklóricas. Esta decisión llevó al grupo a aparecerse en la televisión nacional mexicana en el programa Función de Gala.
Logró crear 67 programas de baile para el programa e incrementar sus filas a 20 bailarines, incluyendo a Amalia, este hito atrajo la atención del Departamento de Turismo e invitó al grupo de Amalia a una gira en diversos países para ofrecer espectáculos en el continente, visitando Canadá, Cuba, la ciudad de Los Ángeles y diversos festivales.
El éxito del Ballet Folklórico de México bajo la dirección de Amalia Hernández no solo creció en el ámbito local, sino que también tuvo un gran impacto internacional, pues a medida que el grupo se expandía, se convirtió en un símbolo de la identidad cultural de México.
Las coreografías de Amalia Hernández se basaban en un profundo estudio de las tradiciones y las raíces de las diferentes regiones de México, lo que permitió que el ballet capturara la esencia de la diversidad cultural del país, presentando leyendas y tradiciones mexicanas, rituales prehispánicos hasta las festividades de la época colonial y contemporánea.
A lo largo de los años, el Ballet Folklórico ha creado más de 120 coreografías que celebran la vasta herencia cultural de México. Entre los cuadros más emblemáticos se encuentran “La Revolución”, “El Jarabe Tapatío”, un clásico internacional, y las danzas de “La Guelaguetza”, cada uno de ellos representando momentos clave de la historia o las festividades mexicanas.
Uno de los hitos más significativos en la historia del Ballet Folklórico de México fue su participación en el Palacio de Bellas Artes, el recinto cultural más importante del país, presentándose regularmente, ante el público nacional e internacional; ofreciendo un espectáculo que mezcla música en vivo, vestuarios coloridos y coreografías que representan la riqueza y el espíritu de las distintas regiones de México.
El Ballet Folklórico de México ha recibido numerosos premios y reconocimientos internacionales. convirtiéndose en uno de los embajadores culturales más importantes de México, mostrando al mundo la riqueza y diversidad de su patrimonio cultural a través de la danza.