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Bad Bunny arrancó este viernes su esperada residencia “No Me Quiero Ir De Aquí” en el Coliseo de Puerto Rico con un espectáculo cargado de identidad cultural, raíces y una contundente denuncia al colonialismo estadounidense.
El artista puertorriqueño, que agotó las 30 funciones programadas entre julio y septiembre en tiempo récord, convirtió el escenario en una representación viva del archipiélago: montañas, vegetación tropical, jíbaros y música tradicional se mezclaron con sus grandes éxitos. “Puerto Rico es un territorio no incorporado de EE.UU., pero tiene bandera, cultura e identidad propia”, decía uno de los carteles que proyectó al inicio del show, desatando ovaciones.
El espectáculo abrió con una interpretación de bomba puertorriqueña, y siguió con temas nuevos y clásicos como “Ketútecree”, “La santa”, “Titi me preguntó” y “Nuevayol”, entre otros. También rindió homenaje a géneros como la plena y la salsa, junto a agrupaciones como Los Pleneros de la Cresta y músicos invitados como José Eduardo Santana.
El momento más emotivo llegó con “La mudanza”, donde Bad Bunny mencionó a sus padres y se mostró visiblemente conmovido.
Con esta serie de conciertos —la más larga de la historia del Coliseo— Bad Bunny rompe récords y celebra con orgullo a su tierra.
La residencia servirá como antesala de su próxima gira mundial, que comenzará en noviembre en República Dominicana y concluirá en Bélgica en julio de 2026.
EFE