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El presidente destituido de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, fue detenido este miércoles tras un tenso operativo que incluyó un asedio a su residencia oficial en Seúl. La detención marca un hecho inédito en la historia del país, ya que es la primera vez que un mandatario en funciones es arrestado mientras aún ocupa su cargo.
El largo camino al arresto
El asedio comenzó en la madrugada, con un despliegue de más de 3,200 efectivos policiales y la participación de la Oficina para los Casos de Corrupción de Altos Funcionarios (CIO). Durante cinco horas, se vivieron enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y el Servicio de Seguridad Presidencial (PSS), el cual había bloqueado un intento de arresto anterior.

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Finalmente, Yoon fue arrestado a las 10:33 am, después de que su equipo legal aceptara su comparecencia ante la CIO.
Acusaciones contra Yoon
El expresidente enfrenta cargos de insurrección y abuso de poder relacionados con su controvertida declaración de la ley marcial hace 43 días, en la que acusó a la oposición de ser “fuerzas pronorcoreanas”. Si es declarado culpable de insurrección, podría enfrentar cadena perpetua o incluso la pena de muerte, aunque esta última tiene una moratoria en el país desde hace casi 40 años.
Resistencia y mensajes desde la detención
Ya bajo custodia, Yoon inicialmente se negó a declarar durante las primeras dos horas, pero utilizó sus redes sociales para defender su decisión de declarar la ley marcial, calificándola como un “ejercicio legítimo de autoridad presidencial”, junto a la imagen de la carta escrita a mano.
El Tribunal Constitucional decidirá antes de junio si la destitución de Yoon será definitiva o si será restituido en el cargo. Mientras tanto, permanece detenido en el Centro de Detención de Seúl, donde la CIO tiene un plazo de 48 horas para interrogarlo y decidir si solicita extender su detención.
EFE