Foto: Sitio web Vive Oaxaca
En el Pueblo Mágico de San Pedro y San Pablo Teposcolula, Oaxaca, la danza de las mascaritas se convierte en una de las expresiones más emblemáticas de la región Mixteca. Este baile, una tradición que data de varios siglos atrás, es una herencia cultural profundamente enraizada en la comunidad, que se celebra en honor a Nuestro Padre Jesús durante los días festivos de la imagen, a finales de junio y principios de agosto.
La danza de las mascaritas es un fascinante acto ritual que mezcla elementos prehispánicos y la religiosidad católica. Los participantes, vestidos con máscaras de diablo y muerte, recorren las calles al ritmo de la guitarra y el violín, acompañados por niños que con entusiasmo imitan los movimientos de los adultos. Esta procesión, que comienza en la mañana del 6 de agosto, busca limpiar los hogares de los pobladores y pedir por un buen año.

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A lo largo de la festividad, los danzantes visitan las casas que lo solicitan, donde reciben bebidas y alimentos en señal de agradecimiento. La danza incluye sones tradicionales como “La Culebra”, un son ancestral que representa a Quetzalcóatl y que se danza con la ayuda del presidente municipal, quien desenrolla simbólicamente la serpiente.
A pesar de que solo se ejecuta durante los días de fiesta, la danza de las mascaritas sigue siendo un pilar fundamental de la identidad de Teposcolula. Su mezcla de lo prehispánico con lo católico, el amor por las tradiciones locales, y la conexión con la naturaleza y el cosmos, hace de este acto un símbolo vibrante de la riqueza cultural oaxaqueña.



Fotos: Sitio web Vive Oaxaca