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Un estudio reciente, liderado por la Universidad de Cambridge y con participación de la UNAM, reveló que la civilización maya enfrentó ocho sequías extremas durante el periodo clásico terminal (871-1021 d.C.), la más prolongada de 13 años consecutivos. La investigación, publicada en Science Advances, se basó en el análisis de una estalagmita de las grutas Tzabnah, cerca de Chichén Itzá y Uxmal, que permitió estudiar los isótopos de oxígeno de cada temporada húmeda y seca.
Sequías y sociedad
Daniel James, investigador principal, destacó que se trata del primer registro climático estacional de este periodo, lo que permitió determinar la duración exacta de cada sequía. Los datos coinciden con evidencias arqueológicas que muestran una disminución en la construcción de monumentos y la actividad política en importantes yacimientos mayas, aunque no necesariamente implican abandono total.
Factores múltiples
La investigación subraya que las sequías fueron solo uno de los factores que afectaron a la sociedad maya, junto con guerras y cambios en rutas comerciales. Las ciudades con redes comerciales amplias, como Chichén Itzá, mostraron mayor resiliencia y fueron abandonadas más tarde.
Uso de estalagmitas como indicadores
Las estalagmitas, formadas por el goteo de agua mineralizada, permitieron un análisis detallado de las sequías, superando la precisión de estudios previos en sedimentos lacustres. Este registro estacional podría ayudar a correlacionar eventos climáticos con cambios socio-políticos en cada ciudad-estado maya, lo que será el siguiente paso de la investigación.
Este hallazgo refuerza la comprensión de cómo factores ambientales influyeron en la dinámica de una de las civilizaciones más avanzadas de Mesoamérica.
EFE