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Hace exactamente 70 años, Disneyland abrió sus puertas en California con una ambición sin precedentes: transformar los mundos animados de Walt Disney en una experiencia física. Aquello que muchos veían como una apuesta arriesgada terminó por cambiar el entretenimiento global para siempre.
En 1955, mientras personajes como Mickey Mouse, Pinocho o Bambi cobraban vida más allá de la pantalla, otros fenómenos culturales también emergían: el auge de la franquicia McDonald’s, la expansión de las autopistas y el nacimiento del rock and roll. Disneyland no solo capturó el espíritu de esa transformación estadounidense, sino que ayudó a definirla.
Lo que comenzó como un proyecto con problemas de financiamiento se convirtió en una sinergia pionera entre televisión y entretenimiento. Disney logró que ABC invirtiera en el parque a cambio de emitir un programa semanal exclusivo. Fue un modelo revolucionario que convirtió a Disneyland en un escaparate de la marca.
La televisión ayudó a dar vida al parque, y el parque dio longevidad a los personajes”, resume el experto Robert Thompson.
Desde su inauguración televisada en 1955 hasta su expansión en Florida y otras partes del mundo, Disney construyó un ecosistema narrativo donde la nostalgia, el estatus y la emoción se entrelazan. Aún hoy, atracciones como Peter Pan’s Flight o It’s a Small World se mantienen intactas, defendidas por fans adultos que buscan revivir su infancia.
Más que un parque, Disneyland es ahora símbolo de una era y de un modelo que todos quieren replicar.
EFE