Imagen vía web Gobierno de México
Una de las mayores expresiones de cultura y arte en México se transmite en el bordado textil. Con un gran legado que abarca generaciones enteras, este arte encuentra sus orígenes en las comunidades prehispánicas como forma de expresión artística y cultural.
Civilizaciones prehispánicas como los aztecas y los mayas que usaban sus habilidades en el telar con materiales naturales como el algodón, para crear prendas de vestir y diferentes textiles decorativos altamente valorados e intercambiados como tributo o bienes de lujo.
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De igual manera, otras culturas indígenas son reconocidos como maestros del tejido, utilizando materiales naturales como algodón y maguey para crear textiles bellos y funcionales: desde ropa y mantas, hasta redes de pesca y otros objetos esenciales para la vida cotidiana.
Los diseños no solo eran hermosos, contaban con un profundo significado religioso y cultural; uno de los ejemplos más famosos es el “Códice Borgia”, un antiguo manuscrito azteca que, en sus diseños, presenta deidades y escenas mitológicas.
La llegada de los españoles trajo consigo la conquista y el intercambio cultural que introdujeron nuevas técnicas de bordado, como el uso de hilos metálicos y las cuentas de vidrio que, al fusionarse con las tradiciones indígenas, resultó en la creación de un estilo de bordado único.
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Durante la época colonial, las órdenes religiosas desempeñaron un papel fundamental en la promoción del bordado en México. Las monjas en los conventos creaban piezas exquisitamente bordadas para uso litúrgico, como casullas y ornamentos religiosos. Estas piezas eran elaboradas con gran detalle y se consideraban auténticas obras de arte.
La riqueza del bordado mexicano radica también en su diversidad regional. En Oaxaca, los tapetes de lana muestran patrones geométricos complejos; en Chiapas, los huipiles vibran con colores intensos; y en Puebla, los bordados de flores y aves resaltan la delicadeza artesanal. Cada comunidad imprime en sus textiles su visión del mundo, su fe y su entorno natural.
Hoy, el bordado mexicano es considerado un tesoro cultural y símbolo de identidad. Artesanas y artesanos lo transmiten de generación en generación, manteniendo vivos los diseños tradicionales y adaptándolos a nuevas creaciones: desde ropa y manteles hasta piezas decorativas que viajan por todo el mundo.
El bordado no solo viste, también cuenta historias. Es la unión entre pasado y presente, un hilo que conecta a México con su memoria y su futuro que muchas veces es regateado.