Imagen vía web Gobierno de México
Desde hace casi un siglo, la imagen del charro ha sido un emblema de la mexicanidad, pero ¿cómo surgió este ícono y qué significado tiene en la historia del país?
Del Atlántico a México: el origen de la palabra “charro”
El término “charro” se originó en España, donde se usaba para describir a los jinetes de Salamanca que controlaban el ganado con garrochas. Sin embargo, al llegar a México, su significado se expandió, abarcando desde especies marinas hasta expresiones coloquiales como ¡charros! para expresar sorpresa o advertencia.
El charro y su papel en la cultura mexicana
Según el Diccionario del español usual en México, el charro es una persona dedicada a la cría de ganado, experta en domar caballos y en el manejo del lazo. Su vestimenta, con botonadura de plata, sombrero de copa alta y chaqueta corta, es símbolo de distinción.
Para el historiador José María Murià, el charro alteño de Jalisco fue clave en la consolidación de esta figura, definiendo su atuendo y tradiciones desde el siglo XVI.
La Dra. Cristina Palomar Verea señala que el charro va más allá del folclor; representa la evolución histórica, económica y social del país. Su consolidación como símbolo nacional ocurrió en el siglo XX, cuando se convirtió en un punto de unión entre criollos, indígenas y españoles, reforzando la identidad mexicana en el cine y la música.
Del campo a la charreada: evolución del charro
Con la Reforma Agraria, los hacendados dejaron el campo y convirtieron las faenas en deporte nacional, dando origen a la charrería. Así, el charro pasó de ser un vaquero a un símbolo patriótico, reflejando la identidad de un México moderno y unido.
Sin embargo, el término también adquirió un significado político en la “picaresca sindical”, refiriéndose a líderes que priorizan intereses patronales sobre los de los trabajadores.