Foto: Difusión Coordinación Turismo Tenosique vía Facebook
En el corazón de Tenosique, Tabasco, cada carnaval revive una de las expresiones culturales más singulares de México: la Danza del Pochó. Este ritual, cargado de simbolismo y herencia maya, no es solo un baile, sino una representación de la lucha eterna entre el bien y el mal, una metáfora vibrante de la purificación del espíritu humano.
Desde hace siglos, los habitantes de este municipio tabasqueño han dado vida a esta tradición, cuyos orígenes se han perdido con el tiempo, pero que resuenan con ecos prehispánicos y transformaciones coloniales. El Pochó, considerado el “carnaval más raro del mundo”, es un viaje al alma de una comunidad que celebra su identidad a través de máscaras, música y pasos ceremoniales.
Personajes que danzan la historia
Tres figuras principales protagonizan esta épica coreografía:
- Los cojoes, con sus enigmáticas máscaras y vestimentas de hojas, irrumpen en escena con una energía vibrante. Sus trajes, hechos de materiales naturales como costales de henequén y hojas de árbol del pan, emiten sonidos que acompañan sus movimientos, evocando los ritmos de la naturaleza.
- Las pochoveras, figuras femeninas que encarnan la serenidad y la fuerza ancestral, aportan un equilibrio místico con sus atuendos florales y sombreros adornados.
- Los tigres, o jaguares, cubiertos de pintura y pieles, simbolizan la fuerza y la conexión con la tierra, un guiño a los antiguos dioses mayas.

Foto: Instituto para el Fomento de las Artesanías de Tabasco vía Facebook
El ritual del Pochó
El carnaval comienza el 20 de enero, Día de San Sebastián, y se extiende por varias semanas. Durante este tiempo, la música de flautas de carrizo y tambores guía a los danzantes en un recorrido por las calles y plazas de Tenosique. Cada paso, cada giro, representa la resistencia y la unión de los pueblos frente a la adversidad.
El clímax llega el martes de carnaval, cuando los personajes logran derrotar al Pochó, una alegoría del mal. Su muerte y quema simbolizan la renovación y el triunfo del bien, dejando un mensaje poderoso sobre la capacidad de resiliencia de la humanidad.



Fotos: Difusión Coordinación Turismo Tenosique vía Facebook
Un legado que perdura
Más allá del espectáculo visual, la Danza del Pochó es un recordatorio de la riqueza intangible de México. Cada máscara tallada, cada sonaja que vibra, cada grito y canto, es un testimonio vivo de la fortaleza cultural que se transmite de generación en generación.
En Tenosique, la tradición no solo vive en los pasos de los danzantes, sino en el alma de su gente, quienes año tras año, renuevan el compromiso con sus raíces. Porque en el Pochó, la verdadera danza es la del orgullo y la identidad.




Fotos: Redes sociales Gobierno de Tenosique