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El hospital Soroka, ubicado en el sur de Israel, fue alcanzado este jueves por un misil iraní que causó severos daños estructurales pero no dejó heridos graves, informó su subdirector, Dror Dolfin. “El Soroka nunca cierra. No podemos dejar de trabajar”, afirmó ante medios locales.
Dolfin explicó que el ataque afectó salas quirúrgicas y edificios administrativos, aunque el personal había trasladado a la mayoría de los pacientes a zonas seguras en los días previos, como medida preventiva ante una posible ofensiva.
El impacto causó daños muy graves, pero gracias a Dios no hubo muertos. La mayoría de los heridos son leves”, señaló.
Según el Ministerio de Sanidad de Israel, el ataque dejó 71 personas con heridas menores, principalmente por vidrios rotos y objetos que salieron volando, además de un paciente con crisis de ansiedad.
El subdirector recordó que el Soroka ya ha vivido ataques anteriores desde Gaza y que su personal está entrenado para reaccionar en situaciones de emergencia. “Tenemos protocolos para mover instalaciones y proteger vidas humanas”, dijo.
Pese al impacto, los servicios esenciales continúan operando. “El departamento de urgencias funciona. Las mesas de operaciones funcionan. Este hospital sigue funcionando”, concluyó Dolfin.
EFE