Foto: Sitio web Gobierno de México
México es un país donde la naturaleza y la espiritualidad se entrelazan en cada rincón. La Fiesta de la Santa Cruz, celebrada cada 3 de mayo, es un claro ejemplo de ello. Este festejo no solo tiene raíces católicas, sino que también mantiene una fuerte conexión con los antiguos rituales indígenas relacionados con la llegada de las lluvias y el inicio del ciclo agrícola. A lo largo del país, diferentes comunidades celebran esta fecha con rituales que reflejan la diversidad cultural de México.
La celebración de la Santa Cruz proviene de la tradición cristiana, que conmemora el hallazgo de la cruz de Cristo por Santa Elena, madre del emperador Constantino. Sin embargo, en México, la festividad adquirió un fuerte significado agrícola, marcando el fin de la temporada seca y el inicio de las lluvias. Se asocia con otras fiestas cercanas como la de San Marcos (25 de abril) y San Isidro Labrador (15 de mayo), todas relacionadas con la fertilidad de la tierra.
Los rituales en comunidades indígenas
Mayas-Chortís
Para los chortís, la celebración está vinculada al ciclo agrícola. Desde el 25 de abril hasta el 3 de mayo, realizan ceremonias de petición de lluvia, invocando a los “Ángeles Trabajadores” que, según su cosmovisión, golpean las nubes para provocar la lluvia. La fecha marca el inicio del año agrícola y la transición de la sequía a la temporada de lluvias.
Maya-Yucatecos
En Chan Kom, la Santa Cruz es considerada un símbolo sagrado omnipresente. La festividad se relaciona con la llegada de las lluvias, que comienzan a finales de mayo. Los pobladores observan el cielo en busca de señales de los chaacs, dioses de la lluvia, y reciben con alegría los primeros truenos.

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Tzotziles
En los Altos de Chiapas, los tzotziles integran la Fiesta de la Santa Cruz en su ciclo ritual anual. Sus ceremonias están dedicadas al agua y la tierra, elementos esenciales en su vida agrícola. En épocas de sequía, los chamanes realizan largas peregrinaciones para pedir lluvia a los dioses de los cerros.
Mixes
En la región mixe de Oaxaca, la festividad tiene un carácter sincrético. Aunque oficialmente se venera a la Santa Cruz, en realidad, la celebración está dedicada a Jesús Nazareno, una deidad asociada con la fertilidad y la lluvia. La festividad, conocida como mëj xëëw o “la fiesta grande”, es la más importante de la comunidad.

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Popolucas de Veracruz
Los popolucas relacionan la Fiesta de la Santa Cruz con el ascenso del sol y la conexión con los espíritus de sus ancestros. En algunas comunidades, las ceremonias incluyen visitas nocturnas al panteón, donde se realizan rituales con tambores, bebidas y ofrendas.
Nahuas de Guerrero
Para los nahuas de Guerrero, la fiesta está profundamente vinculada con la petición de lluvias. En el cerro Ostotempa, considerado el centro del mundo, se realizan peregrinaciones y ofrendas para atraer las precipitaciones necesarias para las cosechas. En Zitlala, el 2 de mayo se lleva a cabo la “pelea de tigres”, una lucha ritual en honor a la Santa Cruz para asegurar la llegada de la lluvia.

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La Fiesta de la Santa Cruz es un reflejo de la riqueza cultural de México. Más allá de su origen cristiano, la festividad sigue siendo una manifestación de la estrecha relación entre las comunidades indígenas y la naturaleza. Cada año, con oraciones, danzas y ofrendas, los pueblos de México renuevan su vínculo con la tierra, asegurando la fertilidad y la abundancia para las generaciones futuras.
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