Entre enero y octubre de 2024, más de 121,000 centroamericanos fueron deportados desde Estados Unidos y México, según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Esta cifra refleja una ligera disminución respecto a 2023, impulsada principalmente por una caída significativa en las repatriaciones desde territorio mexicano.
Estados Unidos aumenta las deportaciones
Mientras que México registró una reducción del 41.6% en las deportaciones, Estados Unidos incrementó sus cifras en un 16.4%. En los primeros diez meses del año, las autoridades estadounidenses deportaron a 97,612 centroamericanos, 13,760 más que en el mismo periodo de 2023.
Entre los deportados, los adultos fueron los más afectados, con un aumento del 23.2% en sus repatriaciones, mientras que las de menores de edad cayeron un 20.6%. Este contraste subraya los desafíos que enfrentan las familias migrantes en la región, especialmente aquellos que viajan con niños.
México reduce repatriaciones
En México, las deportaciones cayeron drásticamente, pasando de 39,592 casos en 2023 a 23,104 en 2024. Este descenso afectó tanto a adultos como a menores, con caídas del 43.5% y 34.6% respectivamente. A pesar de esta disminución, México sigue siendo un país clave en la dinámica migratoria, sirviendo tanto como ruta de tránsito como punto de deportación.
El Salvador lidera en incremento de deportaciones
El Salvador experimentó el mayor aumento proporcional en deportaciones, con un incremento del 27.7%. Le sigue Guatemala con un alza del 3.2%, mientras que Honduras registró una caída del 16.3%. Este panorama refleja las diferencias en cómo los países del Triángulo Norte están gestionando los flujos migratorios y las repatriaciones.
Migración en busca de mejores oportunidades
Cada año, más de 500,000 personas de El Salvador, Guatemala y Honduras intentan emigrar de manera irregular a Estados Unidos en busca de mejores oportunidades de vida. Entre ellos, miles de menores enfrentan situaciones de alto riesgo durante su travesía.
La combinación de factores como la inseguridad, la falta de empleo y la pobreza sigue empujando a muchas familias a abandonar sus hogares, a pesar de las políticas más estrictas de deportación y los desafíos en el camino.