Con la nominación de Marco Rubio como secretario de Estado, Estados Unidos se perfila a endurecer su enfoque en América Latina.
Rubio, el primer hispano en asumir este cargo y conocido por su línea dura en temas internacionales, promete priorizar la región en temas como migración e inversiones chinas.
La administración de Trump busca, según expertos, imponer la mayor deportación en la historia del país, lo que implicaría un rol protagónico de América Latina en la política exterior estadounidense.
Rubio, senador republicano de origen cubano, ha respaldado sanciones a gobiernos de izquierda en países como Cuba, Venezuela y Nicaragua, además de mostrarse crítico con las administraciones de México y Colombia.
Su llegada como jefe de la diplomacia coincide con un contexto de crecientes inversiones chinas en Latinoamérica, sobre todo en México, un tema que ha preocupado a Washington.
En cuanto a Venezuela, se espera que Trump, sin la presión electoral del pasado, pueda flexibilizar las relaciones para alcanzar acuerdos de migración.
México también ocupará un rol crucial en el mandato de Trump, con la posible renegociación del T-MEC en 2026, buscando limitar la influencia de China en sectores estratégicos.
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