Obtener la tarjeta de residencia permanente, o “green card,” abre la puerta a una nueva vida para miles de migrantes en Estados Unidos.
Sin embargo, una vez con la green card en mano, surgen preguntas sobre los límites de movilidad y el impacto de viajar fuera del país. Para esto, el Servicio de Inmigración y Ciudadanía de los EE. UU. (USCIS, por sus siglas en inglés) aclara las dudas y establece pautas claras.
Los residentes permanentes pueden salir y entrar a Estados Unidos las veces que lo necesiten, siempre y cuando no permanezcan fuera del país por un año o más, ya que un tiempo prolongado podría interpretarse como abandono de la residencia.
Si tienes planes de estar fuera por más de un año, USCIS recomienda solicitar un permiso de reingreso, a través del formulario I-131. Este documento permite regresar a EE. UU. sin necesidad de iniciar otro trámite, y su vigencia suele ser de dos años desde la fecha de emisión.
Para estancias más cortas, simplemente se aconseja llevar el pasaporte y la green card al momento de viajar, ya que, aunque no se requiere un trámite adicional para viajes menores a un año, es importante estar preparado para responder preguntas sobre la duración y motivo del viaje en la aduana.
¿Cómo obtener la residencia permanente en EE. UU.?
Existen varios caminos para obtener la green card, ya sea a través del patrocinio de familiares cercanos, por ofertas laborales, o mediante programas especiales. Los trámites se realizan en línea en el portal de USCIS, donde se envían las solicitudes y formularios correspondientes. Una vez aceptada la solicitud, el proceso incluye el pago de tarifas, una entrevista en el consulado y una evaluación médica.
Esta opción migratoria es una de las más deseadas, y entender cómo se puede usar de manera óptima puede marcar la diferencia en el proceso de adaptación y desarrollo en Estados Unidos.