En el mercado de abastos de McAllen, Texas, trabajadores descargan diariamente toneladas de productos mexicanos como tomates, aguacates y limones. Sin embargo, las amenazas del presidente electo Donald Trump de imponer un arancel del 25 % a las importaciones mexicanas generan incertidumbre entre comerciantes y consumidores.

Manuel Flores, administrador de una empresa importadora, advirtió que los aranceles elevarían los costos, afectando principalmente a los consumidores. Según datos de la Universidad de California en Davis, EE.UU. depende de las importaciones para más del 50 % de sus frutas y el 40 % de sus vegetales frescos, siendo México el principal proveedor.
En 2022, EE.UU. gastó más de 42,100 millones de dólares en productos agrícolas mexicanos. De este volumen, alrededor del 55 % cruza la frontera por Texas, con McAllen como uno de los principales puntos de entrada.
Jorge López, quien trabaja en la terminal de abastos de McAllen, teme que los clientes reduzcan sus compras si los aranceles se hacen realidad. “Eso nos va a perjudicar mucho”, expresó preocupado.

Aranceles como herramienta de negociación
El alcalde de McAllen, Javier Villalobos, señaló que los aranceles podrían ser usados como una “ficha de negociación” por Trump. Aunque reconoce la inquietud entre los empresarios locales, todavía no hay claridad sobre los productos que podrían ser afectados.
En respuesta, la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum adelantó que México consideraría aplicar aranceles recíprocos, lo que podría desencadenar una guerra comercial entre ambos países.
Mientras tanto, las tensiones reflejan la compleja relación entre ambos gobiernos, marcada por la migración, el comercio y los discursos divisivos que Trump ha promovido desde su campaña.