El Concejo Municipal de Los Ángeles aprobó por unanimidad una ordenanza que convierte oficialmente a la ciudad en un “santuario” para inmigrantes, prohibiendo la colaboración de la Policía local con las autoridades migratorias federales.
Esta medida surge en respuesta a los planes del presidente electo Donald Trump, quien ha prometido realizar deportaciones masivas y declarar una emergencia nacional por la situación en la frontera con México.
La ordenanza busca proteger a las comunidades inmigrantes, garantizando que puedan acceder a servicios esenciales sin temor a represalias. Durante la sesión, activistas y migrantes destacaron la importancia de la medida. “El gobierno federal no puede estar metido entre nuestra comunidad”, afirmó Zeneida Meneses, una trabajadora nicaragüense.
La alcaldesa Karen Bass respaldó la iniciativa, considerando las crecientes amenazas a los derechos de los migrantes. Aunque medidas previas limitaban la cooperación con el ICE, esta ordenanza establece un marco legal permanente contra la intervención de las autoridades federales en Los Ángeles.
Tom Homan, designado por Trump como encargado de las deportaciones, ha criticado duramente a las ciudades santuario, pero California ya ha demostrado en el pasado su capacidad para resistir estos embates legales.