El futuro presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha prometido llevar a cabo “deportaciones masivas” de los migrantes indocumentados en el país, con la intención de usar el poder federal para abordar la situación de más de 11 millones de personas sin estatus legal.
A pesar de sus planes, expertos señalan que para ejecutar una operación de tal magnitud, Trump dependerá de la cooperación de los gobiernos y departamentos de policía locales y estatales, cuya postura frente a la migración será crucial para frenar o acelerar la implementación de estas políticas.
El panorama en Nueva York y Texas
En Nueva York, conocida como ciudad santuario, más de medio millón de migrantes indocumentados viven bajo la protección de políticas que impiden a las agencias locales colaborar con las autoridades federales de inmigración (ICE).
Sin embargo, las redadas del ICE aún son posibles, y el alcalde Eric Adams ha expresado su compromiso con la ley local, aunque ha dejado claro que no tiene planes concretos para resistir las políticas de Trump.
A pesar de la postura oficial de “ciudad santuario”, diversas organizaciones defensoras de los derechos de los migrantes ya están preparando estrategias para enfrentar las posibles deportaciones masivas.
Por otro lado, en Texas, donde se encuentra la segunda mayor población de migrantes indocumentados en el país, el gobernador Greg Abbott ha implementado la “Operación Lone Star”, una iniciativa militarizada para frenar la migración en la frontera.
Texas también ha aprobado leyes que facultan a las autoridades locales para detener y deportar a los migrantes indocumentados, aunque aún se encuentran en litigio. Grupos de derechos civiles temen que las políticas de Trump y las acciones de Texas puedan resultar en la separación de familias y el uso de perfil racial para las detenciones.
Reacciones y estrategias de los activistas
Organizaciones como la Coalición del Inmigrante y United We Dream han prometido resistir las políticas de Trump, organizando talleres informativos y movilizaciones para defender los derechos de los migrantes.
En Texas, la preocupación por las deportaciones masivas ha llevado a activistas a intensificar su lucha en los tribunales, anticipando posibles violaciones de derechos humanos y enfrentamientos legales contra las políticas propuestas.
Este escenario refleja la creciente polarización en torno a la migración en Estados Unidos y la preparación de las comunidades y organizaciones para enfrentar lo que muchos consideran un regreso a políticas migratorias más estrictas bajo la administración Trump.