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María Marcos Cedillo Salas, originaria de Ciudad del Maíz, San Luis Potosí, marcó un hito en la historia de la aviación como la primera piloto mexicana y una de las primeras mujeres en formar parte de las fuerzas aéreas del mundo.
Un legado en la aviación
Nacida el 26 de abril de 1900 en el Rancho de Las Palmas, María Marcos Cedillo creció rodeada de un ambiente que despertó su pasión por la aviación, influenciada por su hermano Saturnino Cedillo, fundador de la Escuela Civil de Aviación en San Luis Potosí. Esta escuela fue pionera en el establecimiento de campos de aviación en México.

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La potosina consolidó su interés en el vuelo tras conocer a Florence Burnes, la primera mujer aviadora de la historia, lo que la llevó a completar su formación como piloto. Su determinación la llevó a ser propietaria de un avión propio, un Avro 540K modificado y bautizado como “El Ángel de Infierno”, diseñado para alcanzar mayor velocidad gracias a los ingenieros Guillermo Villasana López y Francisco Santarini Tognoli.
Tragedia en los cielos
El 22 de junio de 1933, María Marcos Cedillo perdió la vida mientras realizaba maniobras aéreas en compañía de su alumno José Ramírez. La maniobra conocida como “barrena” resultó fatal, causando el impacto de su avión cerca de lo que hoy es la Zona Universitaria de la UASLP.
Sus restos descansan en el Panteón del Saucito, y una placa conmemorativa marca el lugar del accidente, perpetuando su memoria como una pionera en la aviación y un ícono para las generaciones futuras.

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Es parte de la rotonda de los Potosinos Ilustres por su valentía y contribución a la aviación mexicana.