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Mark Carney, exgobernador del Banco de Canadá y del Banco de Inglaterra, asumió en marzo el liderazgo del Partido Liberal y la jefatura del Gobierno canadiense tras la renuncia de Justin Trudeau. Sin experiencia política previa, este economista con estudios en Harvard y Oxford ha emergido como símbolo de soberanía frente a las amenazas expansionistas de Donald Trump.
Criado en Edmonton y apasionado del hockey sobre hielo, Carney enfrenta una doble batalla: las elecciones del 28 de abril y la defensa de Canadá ante la guerra comercial impulsada por Trump, quien ha impuesto aranceles y ha insinuado su deseo de anexar el país.
Aclamado por su gestión en las crisis de 2008 y el Brexit, Carney ha logrado una inesperada conexión con la ciudadanía. “Ha mostrado confianza en la existencia de Canadá”, escribió el académico Stephen Henighan en The Globe and Mail, contrastando su liderazgo con la falta de definición identitaria de Trudeau.
Las encuestas lo perfilan como el claro favorito, y muchos ven en él al revulsivo que el país necesitaba en tiempos de incertidumbre nacional.
EFE