Foto: EFE
La migración a la inversa ha comenzado. Venezolanos que no lograron ingresar a EE.UU. están retornando hacia el sur, cruzando Panamá con destino a otros países latinoamericanos. En el puerto de Cartí, más de 200 migrantes esperaban este fin de semana para continuar su travesía.
John Orozco, de 49 años, pasó seis meses en México intentando obtener una cita migratoria a través de CBP One, aplicación eliminada en enero. Sin éxito, decidió regresar y ahora busca llegar a Chile. “Nunca me voy a arrepentir de intentarlo”, afirmó. Su ruta lo llevó a evadir puntos migratorios en Panamá para evitar ser devuelto a Costa Rica.
Karla Castillo, madre soltera de cuatro hijos, sí se arrepiente. Tras cinco años en Chile, dejó todo para intentar llegar a EE.UU. Cruzó el Darién, donde enfrentó violencia y robos, y en México fue víctima de un intento de secuestro. Ahora planea regresar a Chile, donde tenía estabilidad laboral.
El flujo de migrantes hacia el Norte cayó un 94 % en enero debido a mayores controles y restricciones en EE.UU. y Panamá. Mientras, la ruta inversa crece con quienes buscan nuevas oportunidades en Sudamérica.
Recientemente, un naufragio en el Caribe panameño dejó una niña venezolana fallecida, evidenciando los riesgos de este viaje. La travesía de retorno sigue siendo peligrosa, costosa y llena de incertidumbre, pero para muchos, representa su única esperanza de reconstruir su vida.
EFE