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Tapachula, la mayor ciudad fronteriza del sur de México, ha comenzado a emplear a migrantes varados por las nuevas restricciones del presidente de EE.UU., Donald Trump. A través de un programa de asistencia humanitaria, cientos de extranjeros realizan labores de limpieza urbana mientras esperan sus trámites en la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar).
Uno de ellos es Carlos, un migrante cubano de la comunidad LGBTI, quien huyó de su país por discriminación. “Me siento bien colaborando aquí mientras me llegan los papeles”, expresó. Como él, muchos ven a México como una opción de vida tras el endurecimiento de las políticas migratorias en EE.UU.
Desde el 20 de enero, México ha recibido a casi 11,000 migrantes deportados por la Administración de Trump. La presidenta Claudia Sheinbaum ha prometido asistencia humanitaria y ha facilitado retornos voluntarios a sus países de origen.
Sin embargo, otros, como el salvadoreño Adán Antonio, buscan quedarse en México y piden agilizar los procesos de asilo. “Las oficinas de Comar están saturadas, sería bueno que volvieran a dar turnos para ordenar el proceso”, comentó.
El haitiano Visal Yamal también agradece el programa de empleo temporal, ya que le permite subsistir mientras regulariza su estatus. “Lo más importante al llegar a un país son los papeles, después la vivienda y la comida”, afirmó.
Las autoridades locales defienden que México es un país hospitalario y buscan integrar a los migrantes en la sociedad, ofreciéndoles oportunidades laborales en medio de la crisis migratoria.