Foto: Sitio web Directo al Paladar
México es un país que se distingue por sus sabores vibrantes y su gastronomía llena de historia. En cada estado de la república, existen platillos que han sido preparados por generaciones durante siglos, convirtiéndose en un legado que resguarda la identidad y el alma de cada región.
Dentro de este universo de sabores tradicionales, el Nicuatole es una joya poco conocida pero profundamente arraigada en la cultura oaxaqueña. Originario del pueblo de San Agustín Yatareni, este postre prehispánico ha endulzado los paladares desde tiempos ancestrales. Su nombre proviene del náhuatl necuatl (miel) y atolli (atole), una combinación que refleja su esencia dulce y suave.
Con una textura que recuerda a la natilla, el Nicuatole es más que un postre: es un símbolo de celebración en las ferias y festividades de Oaxaca. Su preparación a base de maíz, leche, azúcar o piloncillo y canela varía según la región, pero en cada versión conserva el sabor de la tradición.
Curiosidades del nicuatole
- Ese tinte rojizo que lo caracteriza se debe a azúcar roja, que en la antigüedad se pintaba con grana cochinilla.
- Es común encontrarlo servido en hojas de plátano, de chirimoya o en capacillos, cortado en cuadros.
Más allá de sus ingredientes, cada bocado de Nicuatole es un viaje al pasado, una conexión con las raíces de México y un recordatorio de que, a través de la cocina, el tiempo y la historia se saborean.