Imagen vía captura web Girls Scouts
Una mujer en Nueva York presentó una demanda contra las niñas exploradoras después de que un estudio revelara la presencia de metales pesados y pesticidas en las galletas.
En Nueva York se ha presentado una demanda colectiva el lunes 10 de marzo contra las Girl Scouts y a sus fabricantes de galletas por la cantidad de 5 millones de dólares, alegando que venden galletas contaminadas con metales pesados. En la demanda presentada por Amy Mayo, se suscribe que “producen y distribuyen productos contaminados con metales pesados peligrosos, como aluminio, arsénico, cadmio, plomo y mercurio, así como pesticidas, como el glifosato”.
La demanda señala que se realizaron pruebas exhaustivas en 2024 a diferentes paquetes de galletas provenientes de California, Iowa y Luisiana, dando como resultado la presencia de al menos cuatro de los cinco metales pesados y otros resultados problemáticos.
El estudio realizado por GMOScience y Moms Across America, analizó 25 cajas de galletas, conformado por diferentes tipos de galletas: Adventurefuls, Caramel deLites (Samoas), Peanut Butter Sandwich (Do-si-dos), Girl Scout S’mores, Lemonades, Lemon-Ups, Peanut Butter Patties (Tagalongs), Thin Mints, Toast-Yay!, Toffee-tastic y Trefoils.
Por su parte, las Girl Scouts emitieron un comunicado en su web el 6 de febrero del presente año, en el que confirmaban que las galletas son seguras para el consumo y se fabrican de acuerdo a las normas de seguridad alimenticia; detalla además que los metales pesados se pueden encontrar de forma natural en el suelo.
Los resultados del estudio se viralizaron en Tiktok a principios de 2025, en el que algunos usuarios afirmaron que la FDA retiró las galletas del mercado. Información que fue desmentida por Forbes, que en su artículo puso los hallazgos en perspectiva al señalar que los estudios se aplicaron métricas con las normas de seguridad del agua de EPA.
A pesar de la controversia, no hay evidencia oficial de que las galletas representen un riesgo inmediato para la salud, pero la demanda sigue su curso, poniendo bajo la lupa los estándares de seguridad de los productos de las Girl Scouts.