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La organización Elementa DDHH alertó sobre la creciente crisis de salud mental que enfrentan los migrantes deportados en Tijuana, advirtiendo que la falta de atención podría llevarlos a vivir en la calle y al consumo problemático de sustancias.
Renata Demichelis Ávila, directora en México de Elementa, destacó que la crisis de opioides en la frontera norte agrava la situación de los migrantes. Explicó que, según estudios del Instituto Nacional de Psiquiatría y la ex Comisión Nacional contra las Adicciones (Conadic), la mayoría de las personas que consumen sustancias en Tijuana son hombres migrantes que intentaron cruzar la frontera o fueron deportados de Estados Unidos.
No es un problema nuevo. El gobierno de Baja California ha documentado cómo la deportación impacta en el consumo de sustancias, por lo que ya deberían existir respuestas concretas”, afirmó Demichelis.
Elementa subrayó que la desesperación y el desánimo tras ser repatriados contra su voluntad son factores que aumentan la vulnerabilidad de los migrantes. Además, la falta de políticas públicas de salud mental podría dejarlos expuestos a la explotación del crimen organizado.
La preocupación surge en medio de un aumento en las deportaciones desde Estados Unidos. La presidenta Claudia Sheinbaum informó que, en la primera semana del nuevo gobierno de Donald Trump, México recibió a 4,094 personas deportadas. Estas cifras generan inquietud, ya que los mexicanos representan casi la mitad de los 11 millones de indocumentados en EE.UU.
Adriana Muro Polo, directora ejecutiva de Elementa, destacó que organizaciones civiles como PrevenCasa en Tijuana y Verter en Mexicali han intentado atender la problemática de los opioides, pero no tienen la capacidad suficiente para enfrentar la creciente demanda de apoyo.