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A pesar de seguir recuperándose de una neumonía, el papa Francisco mantuvo viva su tradición de visitar una cárcel en Jueves Santo. Esta vez, hizo una breve pero emotiva parada en la prisión romana de Regina Coeli, donde fue recibido con aplausos y afecto por personal y reclusos.
El pontífice, de 88 años, llegó en silla de ruedas poco antes de las 15:00 horas y permaneció cerca de 20 minutos en el lugar. Aunque no pudo realizar el tradicional lavado de pies, como ha hecho en años anteriores, su presencia fue suficiente para conmover a los cerca de 70 presos con quienes se reunió.
Francisco no asistió a la misa Crismal en San Pedro ese mismo día, pero decidió no romper con una de las tradiciones más personales de su papado: acercarse a los más vulnerables en Semana Santa. Esta visita a Regina Coeli es la segunda, tras su paso en 2018.
Aunque delegará en otros cardenales varios ritos de la Semana Santa, el papa ha escrito personalmente las meditaciones para el Vía Crucis del Viernes Santo. Su compromiso espiritual sigue intacto, incluso en medio de la recuperación.
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