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El papa Francisco sigue mostrando signos de mejoría en su salud, pero su hospitalización será prolongada y, tras recibir el alta, deberá mantener una larga convalecencia en su residencia, la Casa Santa Marta. Ante esta situación, el Vaticano ya estudia un “plan B” para las celebraciones de Semana Santa, que podrían realizarse sin su presencia.
Aunque la oficina de prensa de la Santa Sede aclaró que aún no hay decisiones definitivas, las especulaciones sobre un posible esquema alternativo han comenzado a circular en los medios.
Una recuperación lenta y Semana Santa en riesgo
Francisco, de 87 años, ha estado ingresado en el hospital Gemelli de Roma desde el 14 de febrero debido a una neumonía bilateral que, aunque controlada, aún no ha sido eliminada por completo. Si bien ya no necesita ventilación mecánica nocturna, su recuperación avanza lentamente, lo que hace improbable que pueda participar en las intensas actividades de la Semana Santa.
En 2023, el pontífice presidió todas las ceremonias un día después de salir del hospital por una bronquitis, pero este año su estado de salud no le permitirá repetir la hazaña.
Un posible “plan B” con cardenales sustitutos
Ante la incertidumbre, el Vaticano ha analizado la posibilidad de delegar en cardenales la celebración de los ritos, como ocurrió en 2005 con Juan Pablo II, cuando su avanzada enfermedad le impidió participar plenamente en las ceremonias.
Los eventos de Semana Santa comenzarán el 13 de abril con la misa del Domingo de Ramos y continuarán con el Jueves Santo, el Vía Crucis del Viernes Santo, la Vigilia Pascual del Sábado Santo y la misa de Pascua con la bendición Urbi et Orbi.
Según algunas versiones, los encargados de presidir estas ceremonias en nombre del papa podrían ser el secretario de Estado, Pietro Parolin; el decano del colegio cardenalicio, Giovanni Battista Re; el vicario de Roma, Bado Reina, y el cardenal Angelo De Donatis.
Si Francisco sigue en recuperación, se evalúa que pueda participar en momentos clave mediante videomensajes o transmisiones en vivo desde su residencia.
Aunque el Vaticano insiste en que estas alternativas son meramente hipótesis, la posibilidad de una Semana Santa sin el papa en San Pedro parece cada vez más real.
EFE