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Como cada temporada navideña, las piñatas vuelven a llenar de color y simbolismo los mercados de México, reafirmando una de las tradiciones más arraigadas de la cultura popular. Sin embargo, este 2025 el oficio artesanal enfrenta un panorama complejo marcado por el aumento de precios y una caída en las ventas, según relatan artesanos y comerciantes de la capital.
En el Mercado de Sonora, referente histórico de la producción de piñatas, familias como la de Esperanza Ceballos continúan elaborando a mano las clásicas estrellas de siete picos, que representan los pecados capitales. Aunque la demanda se mantiene, el encarecimiento del cartón, el papel y otros insumos ha obligado a elevar los precios, lo que ha reducido el ritmo de compra. Una situación similar se vive en La Merced, donde vendedores coinciden en que la afluencia es menor que en años anteriores.
Pese a las dificultades, los artesanos defienden su trabajo como parte esencial de la identidad mexicana. Este arte, surgido de la fusión de tradiciones indígenas, españolas y asiáticas tras el siglo XVI, se consolidó como herramienta evangelizadora y hoy sobrevive como símbolo festivo.
Con figuras que van de las estrellas tradicionales a personajes navideños, la elaboración de piñatas sigue transmitiéndose de generación en generación, reafirmando su valor cultural más allá de las cifras económicas.
EFE