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Con el objetivo de reducir la cantidad de residentes que viven en sus autos, legisladores de San Francisco han votado este martes una prohibición para que vehículos recreativos (RV) no permanezcan estacionados en calles de la ciudad por más de dos horas sin permiso especial.
La medida respaldada por el alcalde Daniel Lurie, afectará al menos a 437 personas que usan estos vehículos como vivienda, según el conteo oficial más reciente del Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano de Estados Unidos (HUD). Aunque algunos consideran que esto criminaliza una alternativa habitacional de bajo costo, la normativa contempla programas de realojamiento rápido, subsidios y recompra de RV.
En San Francisco se encuentra uno de los mercados de vivienda más costos de Estados Unidos, con un alquiler de 2 mil 780 dólares mensuales. Además, una familia de cuatro personas con ingresos de hasta 154 mil 700 dólares califica como “bajo ingreso” para beneficios de vivienda, según HUD por lo que el aumento de personas que viven en sus vehículos aumentó un 37%, que equivale a mil 444 habitantes entre 2022 y 2024.
¿Qué implica la nueva ley?
Con estas medidas San Francisco se une así a otras ciudades como Santa Cruz, San Diego y Portland, que han adoptado políticas similares. Aunque la normativa aún debe pasar una votación final, todo apunta a su inminente implementación de las siguientes normas:
- Limita el estacionamiento de RV a un máximo de 2 horas, salvo con permiso renovable de seis meses.
- Incluye multas y remolque para quienes incumplan.
- Aplica exenciones solo a quienes ya vivían en RV antes de mayo de 2024.
- Se destinarán 8.2 millones de dólares a programas de subsidio de vivienda.
- Contempla 65 plazas disponibles por dos o tres años.
Autoridades locales aseguran que el crecimiento del número de personas que viven en vehículos ha generado problemas de residuos, riesgos de incendios y conflictos vecinales. Críticos como organizaciones de defensa de personas sin hogar afirman que esta medida forma parte de una tendencia nacional a criminalizar la pobreza.